martes, 13 de septiembre de 2016

31


No voy a ser yo todo el tiempo,
No lo creas, Amor...
En algún momento desnudare mi alma
Y se caerán algunas penas
¡Pero no te preocupes!
No deberás lidiar con ellas
A lo sumo las verás danzar en la cama,
Haciendo cabriolas en mi espalda.

No seré yo todo el tiempo, Amor
Eso te lo prometo
De vez en cuando se me caeran los vestidos,
Y brotaran hojas fuertes que querrán tapar el sol
¡Pero no temas!
No será tu deber podar esa agonía
A lo sumo verás algunas sombras enmudecidas,
Reposar en mi cara

Y si te sorprende, Amor,
Que en un arrebato de sensatez arroje las vendas y agite las alas antaño quebradas
No te preocupes,

Pues esta si soy yo, Amor
Desgarrada, rota, partida en mil retazos
Un remiendo de generaciones
Un injerto de sensaciones
Un huracán de convicciones
Pero dispuesta a amar sin restricciones.

domingo, 26 de junio de 2016

El vestido

Frente al espejo,en un mudo segundo de verdad,
cae su triste y ajado vestido,
el tiempo y los silencios la inundaron de marcas,
mas aún su cuerpo sigue ahí: blando, tibio, vivo!

Flotan mariposas en su vientre,
se arremolinan aves en sus cabellos,
y se siente Ella.

Se mira y las lágrimas besan sus pechos.

"¿Quién soy?" Se pregunta tallando su piel 
con el recorrido de sus manos.
"¿Quién soy?", abriendo las heridas cicatrizadas
a escondidas.
"¿Quién soy?", en voz baja, perdiendo algunos temores...

Levanta el vestido, remedo de remiendos,
y lo mira. 
Inevitable, la pregunta golpea el pecho, la garganta, las manos:
¿Donde estuve todos estos años...?
Quizás ese vestido estuvo tapando el sol,
quizás el vestido cubrió las heridas
y nunca dejó que se curen.
Quizás ese vestido ajado y viejo fue su único aliado...
Quizás...

Tal vez es hora de otro vestido,
uno que deje que la piel se brote, que las heridas cierren,
que el pasto acaricie la espalda y la tierra abrace las piernas.
Un vestido nuevo, propio.
Uno que no se apague en la noche, ni se calme en la tormenta

Tal vez, todos estos años sólo ha sido Ella,
bajo el vestido de Otra, 
que hoy se va y no vuelve más.



dejando el miedo atrás, quizás volar sólo sea saltar bien alto