martes, 2 de noviembre de 2010

Astillada...

Me siento astillada en todo el cuerpo.

Astillas en mis palmas, en mis dedos, en mis sienes
en mi pecho, en mi alma, en mi beso,
en mi garganta, en mi mente

Así y así,
astillas en todas partes.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Extrañando...

-Te extraño - le dije mirándola a los ojos.
-Yo también te extraño - me respondió en un sonoro silencio.

Y ambas nos miramos tristemente, porque sabemos lo difícil que es volver a un lugar que nunca estuvo, a un tiempo que nunca fue... a unos versos que jamás se escribieron.


-Cómo me gustaría volver... - sollocé cuando ella ya estaba lejos.

Ahora siento ese invernal beso en mi espalda, y comprendo que no podrá volver. Y me empeño en imaginar la vuelta. Vuelta a un lugar que desconozco, que ya no es mío. Y el vestido ya no me entra, la piel ya no me sobra, las manos no me tiemblan.

Volver, volver... el tiempo siempre me empuja a sus pies.

...

miércoles, 28 de julio de 2010





"Como quien baja la persiana al irse el sol,
hoy le digo Adios a mis tristes Alas Rotas..."







hasta siempre....

lunes, 29 de marzo de 2010

Tormenta

Surge la tormenta, voraz veneno que todo lo incendia.

Derriba la calma, y se pierde en los pliegues de tu cara.

Contamina las palmas, y las huellas se pierden en tu cuerpo.


Reclama el fuego que le pertenece, la sed que le falta,

la bruta necesidad de sentirse poblada de palabras.


Atrae fantasmas ciñendo la noche que nos contempla,

y en un suspiro ahoga los ruidos secos de nuestra desgracia.


Pulso devorado por el tiempo, marcas de horas pérdidas,

horas que nos dejan, fingiendo el falaz momento de sinceridad.


Nos arrancamos la piel, y sólo la verdad se desnuda ante nuestros ojos

que somos uno, y no tenemos remedio.


Lentamente, el agua golpea nuestro inconsciente,

y lava la mecha de ironía contenida.

Galopa nuestro enfermo deseo de no contenernos,
y la locura nos cabalga a los límites de nuestro fuego.


Que somos Uno, y ya no tenemos remedio.


y que ya no quede nada...

viernes, 12 de febrero de 2010

Mujer

Y finalmente se desarma,

se pierde en piezas grises y beatas.
Ella no es difícil, pero tampoco sencilla.
Se levanta el velo y deja que el sol seque sus lágrimas,
arremete bocanadas de aire y vuelve a cubrir su rostro.

Es una pérfida persona, en el umbral de una vida,
y se pregunta, incesante,
¿qué es tan importante como para atarla a ella?.

Y se arremolina en su vientre, tallando su destino,
venciendo su facto aroma a hoja seca.
Componiendo, al margen de su vestido, Una, Otra.
Piezas que se vuelan, se entretejen y la dejan.
Piezas que faltan, que crecen, que ya no vuelven.

Y se arma, de todo y de nada.
Frente al espejo gime su verdad hecha trizas,
y vuelve a llorar.

Mujer de cálidos besos, y amargas llagas.
Mujer, al fin.
Y al principio también.