viernes, 12 de febrero de 2010

Mujer

Y finalmente se desarma,

se pierde en piezas grises y beatas.
Ella no es difícil, pero tampoco sencilla.
Se levanta el velo y deja que el sol seque sus lágrimas,
arremete bocanadas de aire y vuelve a cubrir su rostro.

Es una pérfida persona, en el umbral de una vida,
y se pregunta, incesante,
¿qué es tan importante como para atarla a ella?.

Y se arremolina en su vientre, tallando su destino,
venciendo su facto aroma a hoja seca.
Componiendo, al margen de su vestido, Una, Otra.
Piezas que se vuelan, se entretejen y la dejan.
Piezas que faltan, que crecen, que ya no vuelven.

Y se arma, de todo y de nada.
Frente al espejo gime su verdad hecha trizas,
y vuelve a llorar.

Mujer de cálidos besos, y amargas llagas.
Mujer, al fin.
Y al principio también.

2 comentarios:

Eliana Marchesi dijo...

siento la necesidad de aunque sea pasar por acá y dejarte un saludo... no decir nada significante, pero mandarte un abrazo desde acá mujer.
y que me da mucho gusto volver a leerte, en serio.

un beso grande costurera. suerte con esos vestidos.

nestordarius dijo...

Hola, Vero!!!! Soy nestordarius. Muy bueno tu blog. Me encantó este poema. ¿Es tuyo? ¡¡¡FELICITACIONES!!! ¿No habías dicho que no sabías escribir? Mentirosita, je.
Un saludo enorme ;-) Nos escribimos.