viernes, 29 de agosto de 2008

Alitas...

Sale el sol,
en mi ventana se hace frágil la nota callada de nuestro amor, y me descubro, para mi sorpresa, en la tormenta a la cual ya me había resignado a no vivir...




Pero está, está aca, volando mis tristezas, derribando gigantes... despertando titanes.




Estiro una mano, y la acerco al sol. Veo mi carne volverse roja, y el impulso me lleva a morderme el dedo. ¿Estoy viva? ¿Es esto una ilusión?





Recorro el sendero que lleva a la cumbre de mis placeres, y una vez más me interrogo: ¿Será, acaso, un sueño?



Tus ojos me delatan en la más complaciente de las heridas, y casi no temo caer...



Tal vez no sea necesario el vuelo, tal vez no sean necesarias las alas, si tus palabras pueden elevarme en un sueño.



Y quizás, la tormenta no sea tan fatídica, y todo esto sea real...



Me despierto, estoy viva, no es un sueño, no es un juego.


Vuelo en tu mirada, y no soy tan frágil ni tan niña...

Vuelo... y allá voy a la felicidad de un día cualquiera...

alas que al sol vuelven a sentir...

miércoles, 27 de agosto de 2008

Me alquilo para soñar...

Marquez imaginó a una señora, quien en su aura misma ya contenía esa mezcla inenarrable de ilusión y misterio, y que en su vida... ella simplemente soñaba.
Hoy (a la actual realidad nuestra me refiero) los sueños son algo que realmente escasean. Propongo, en este sencillo acto -intento de no perecer en la gris soledad- , revivir a aquella magnifica Señora, que alquilaba algo tan esencial, como el aire mismo para vivir, Sueños.
Dibujo en el balcón de mi contemporánea existencia, un cartelito con letras sencillas y bien grandes, para que pueda ser leído desde lejos y por los corto de vista también. Letras en imprenta mayúscula, así los niños pequeños no quedan afuera, y en color fuerte y brillante. Dibujo mis palabras con emoción contenida:

"ME ALQUILO PARA SOÑAR"

Y me siento aquí, en la vereda de las ilusiones perdidas, a esperar a algún valiente que se atreva a soñar (conmigo) en estos tiempos que corren veloz cual gacela, dejando lo importante para un tiempo que nunca llegará.
Me quedo aquí...
porque reparé mis alas y necesito vuelo...

martes, 12 de agosto de 2008

Sólo muero

Me despierto, miro el reloj y descubro que pasaron 5 minutos desde la última vez que lo mire. Me pregunto cómo puede ser posible, y sin respuestas bajo al mundo, saliendo con gran esfuerzo de mi cama.
Camino en círculos alrededor de las pantuflas y no me explico porqué no las puedo utilizar para ir a trabajar... Finalmente me armo de valor, me calzo el escudo protector y salgo de mi casa, tal vez para enfrentarme con la vida o sólo para seguir con la rutina.
Gris. El día es Gris. Ayer fue Gris, ¿será Gris mañana también?
Llego al lugar donde las almas se suicidan día a día, y ya no me permito seguir. Quiero llorar, llorar fuertemente, dejar que salga todo el mar de mi interior, para que la sensación de vacío sea real y no sólo metafórica.
Las lágrimas me traicionan y se acoplan al deseo que surge voraz desde mis entrañas. Ruedan por mi rostro como pequeñas gotitas de lluvia. Sin emitir sonido, todo mi ser las acompaña. El día continúa implacablemente Gris.
YA!!! Ellas no me dejan pensar, sólo quieren esparcirse en mi escritorio. Quiero pensar sin que eso sea un martirio. Pensé en dejarme caer. Morir tal vez; pero... ¿Cómo se puede morir cuando ya se esta muerto? Muerto de deseos, de ansías, de sueños, de anhelos, de proyectos...
Tengo Alas que no sirven para Volar, y plata que no puede alquilar un Balcón para Soñar...
Se asoma un rayo tenue, mientras el mar entra en calma y las hojas ya no caen...
Me calzo, una vez más, el escudo protector y juego a ser "normal"... Allá, lejos, hay alguien que sabe que no lo soy...


Somos pocos Capitán, los que aún se resisten...

lunes, 11 de agosto de 2008

Tú escribes, él escribe... ¿Yo escribo?

Pensé en escribir algo profundo, interesante, atractivo para que cuando alguien lo leyera, pudiera exclamar algo positivo; pero no pude. Hoy no puedo escribir, hay palabras, letras que se unen y se conjugan en mi mente, que desfilan incansablemente, pero no puedo anclarlas en un texto. No, no puedo...
Y me pregunto: ¿Por qué no puedo escribir? Sin duda, es la única conclusión a la que mis cortas elucidaciones me permitieron llegar, hay algo que me limita. En el fondo, o tal vez en la superficie, existe un ente (cosa, objeto, persona, lo ignoro) que no me permite escribir. No hay relato. No hay historia. No hay causa. No hay texto ni discurso. Hay vacío.
Las palabras, faltas de dominio propio, sin el deseo no se unen. Me falta el deseo que las une. No hay hilo en mi mente ni en mi alma para coser palabras que formen alguna cadena de significación. Algún sentido para el externo que lee y mira.

Ahora pienso en Kerouac, y me pregunto: ¿Hay gente aún que pueda estar locamente viva?
Camino por la calle y sólo veo almas muertas, como las veía el Loco de Gibran, como las describía Palma. Hoy, ayer, y tal vez mañana, mientras me falte hilo para escribir, soy parte de ese ejercito, del que habló Ricardo Palma.

¿Quienes son los muertos?
No son los muertos los que en dulce calma
la paz disfrutan de la tumba fría;
muertos son los que tienen muerta el alma
y viven todavía.
No son los muertos, no, los que reciben
rayos de luz en sus despojos yertos;
los que mueren con honra son los vivos,
los que viven sin honra son los muertos.
La vida no es la que vivimos,
la vida es el honor, es el recuerdo,
por eso hay muertos que en el mundo viven
y hombres que viven en el mundo, muertos.



Los muertos somos nosotros Capitán...