viernes, 29 de agosto de 2008

Alitas...

Sale el sol,
en mi ventana se hace frágil la nota callada de nuestro amor, y me descubro, para mi sorpresa, en la tormenta a la cual ya me había resignado a no vivir...




Pero está, está aca, volando mis tristezas, derribando gigantes... despertando titanes.




Estiro una mano, y la acerco al sol. Veo mi carne volverse roja, y el impulso me lleva a morderme el dedo. ¿Estoy viva? ¿Es esto una ilusión?





Recorro el sendero que lleva a la cumbre de mis placeres, y una vez más me interrogo: ¿Será, acaso, un sueño?



Tus ojos me delatan en la más complaciente de las heridas, y casi no temo caer...



Tal vez no sea necesario el vuelo, tal vez no sean necesarias las alas, si tus palabras pueden elevarme en un sueño.



Y quizás, la tormenta no sea tan fatídica, y todo esto sea real...



Me despierto, estoy viva, no es un sueño, no es un juego.


Vuelo en tu mirada, y no soy tan frágil ni tan niña...

Vuelo... y allá voy a la felicidad de un día cualquiera...

alas que al sol vuelven a sentir...

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