En la aburrida nota de la vida, las extensas palabras se agotan en frases comentadas al oído del ser sin sueño.
En el silencioso espacio que abre la brecha de estos dedos y el fulgor de tus miradas,
ya no te escribo.
Dibujo con palabras el vacío que a perpetuidad dejó la estela de tu visita.
Incoherencias de quién aun te conoce
y no sabe quién sos.
YA no te escribo. Cae pesada la sentencia, mientras se derraman las letras en la hoja amarilla, que el tiempo se encargara de extinguir. Y hacen fútiles cadenas, tal vez acertijos o simples bosquejos de la dolorosa razón de quien abre los ojos por vez primera, fuera de la caverna.
Somos sujetos desatados.
unos pocos...