Me alejo de tus noches frías y de tus silencios eternos.
Me voy y te dejo,
me mudo y me llevo las frazadas.
Quiero abrigar la falaz esperanza de que la vida
no es ni tan ruda ni tan cruda.
Sobra piel en tu alcoba, y carne en tus manos.
Te dejo y me voy.
Me voy para nunca más recordarte.
Me mudo de ropas y de sueños.
Te dejo, eternamente te dejo y me voy.
Adiós.
alas plegadas practicando el vuelo veloz...
1 comentario:
a veces son tan deliciosos (no se me ocurre otra palabra) esos impulsos...
esa cosa de viajar, de irse mejor dicho, de cualquier movimiento inmediato y lejos, de toda realidad menos esta. qué buenos están a veces...
cada vez que leía el "me voy" (decirlo te da una sensación de poder y de tristeza viste?) pensaba en una frase que termina un poema de pizanik: pero arremete viajera
qué lindo leerte otra vez. un abrazo grande, mujer alada, jaja.
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