fué una fugaz estrella de corta estela, pero me quemó.
Hizo llagas en mi piel, y dejó encenderse todo mi espacio.
Acabó con mis cabellos y mis notas.
Me quemó...
Ardiente como el Sol de Mayo en mi cabeza.
No dejó ni ideas ni suspiros ni conjeturas ni palabras...
Casi me convierte en cenizas.
Me quemó...!
A tal punto que me reinventa.
Me hace otra, y bajo la piel que crece sigue la misma.
Pero me quema, me quema, me quema.
Y grito, grito, grito:
me quema, me quema, me quema...!
mañana te creo y vuelvo a empezar,
mientras... Ardo!!
shhhh...
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