en mi ventana se hace frágil la nota callada de nuestro amor, y me descubro, para mi sorpresa, en la tormenta a la cual ya me había resignado a no vivir...
Pero está, está aca, volando mis tristezas, derribando gigantes... despertando titanes.
Estiro una mano, y la acerco al sol. Veo mi carne volverse roja, y el impulso me lleva a morderme el dedo. ¿Estoy viva? ¿Es esto una ilusión?
Recorro el sendero que lleva a la cumbre de mis placeres, y una vez más me interrogo: ¿Será, acaso, un sueño?
Tus ojos me delatan en la más complaciente de las heridas, y casi no temo caer...
Tal vez no sea necesario el vuelo, tal vez no sean necesarias las alas, si tus palabras pueden elevarme en un sueño.
Y quizás, la tormenta no sea tan fatídica, y todo esto sea real...
Me despierto, estoy viva, no es un sueño, no es un juego.
Vuelo en tu mirada, y no soy tan frágil ni tan niña...
Vuelo... y allá voy a la felicidad de un día cualquiera...
alas que al sol vuelven a sentir...