"Las palabras surgen a raudales como una lluvia infinita en un vaso de papel
Se deslizan al pasar
Desaparecen a través del Universo
Charcos de tristeza, olas de alegría en mi mente abierta..."
Buenos Aires gris; ahí esta, con su apagada gente caminando apresurada.
Gente de ojos infinitamente negros, completamente negros.
Gente sin alma, sólo tiene un fin: "Ser brazos de la máquina".
Se rozan, creyendo que se tocan; hacen muecas en sus caras, creyendo que sonríen; respiran, convencidos de que viven.
La niebla turbia que puebla Buenos Aires adormece los corazones de esas marionetas sin destino, aquieta sus rebeldías y ahoga a los que se despiertan de ese letargo que amansa al hombre, hombre de toscas ideas y vanos intentos de revolución.
Muerta pero viva, esa es la Buenos Aires que me aqueja.
Y ahí, en el centro de la perfidia, nace un aroma, un sabor que imprime esa inconfundible sensación a libertad. De pronto todo comienza a cobrar forma, a tomar color, a vestirse de diferencias, a sonar a sinfonías de palabras, mientras el ruido se va sepultando de a poco en las miradas que nacen impacientes.
Cuando la música devuelve los sentidos, y reverbera en cada rincón de esos secretos túneles que sostienen la ciudad, es como si ella latiera y la tierra vibrara por completo.
Entonces, sé que ni Buenos Aires esta muerta ni todas las almas son fantasmas.
Y sonrío, porque yo también estoy viva.
Se deslizan al pasar
Desaparecen a través del Universo
Charcos de tristeza, olas de alegría en mi mente abierta..."
Buenos Aires gris; ahí esta, con su apagada gente caminando apresurada.
Gente de ojos infinitamente negros, completamente negros.
Gente sin alma, sólo tiene un fin: "Ser brazos de la máquina".
Se rozan, creyendo que se tocan; hacen muecas en sus caras, creyendo que sonríen; respiran, convencidos de que viven.
La niebla turbia que puebla Buenos Aires adormece los corazones de esas marionetas sin destino, aquieta sus rebeldías y ahoga a los que se despiertan de ese letargo que amansa al hombre, hombre de toscas ideas y vanos intentos de revolución.
Muerta pero viva, esa es la Buenos Aires que me aqueja.
Y ahí, en el centro de la perfidia, nace un aroma, un sabor que imprime esa inconfundible sensación a libertad. De pronto todo comienza a cobrar forma, a tomar color, a vestirse de diferencias, a sonar a sinfonías de palabras, mientras el ruido se va sepultando de a poco en las miradas que nacen impacientes.
Cuando la música devuelve los sentidos, y reverbera en cada rincón de esos secretos túneles que sostienen la ciudad, es como si ella latiera y la tierra vibrara por completo.
Entonces, sé que ni Buenos Aires esta muerta ni todas las almas son fantasmas.
Y sonrío, porque yo también estoy viva.
2 comentarios:
"words are flowing out like endless rain into a paper cup..."
lo vuelvo a leer y me suena tan distinto, qué loco che, qué lindo.
ya te lo dije antes pero lo repito: este texto me gusta, también la anécdota. son de esas cosas muy tangibles y cercanas.
besos!
:) gracias!!
Me encanta eso de "tangible", porque es cierto, cuando algo así sucede, una siente que hay magia flotando en Buenos Aires...
Beso!
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